Gualberto Buela-Casal: Me gustaría comenzar con
una presentación más personal que me
permite la amistad y el conocimiento
mutuo, desde que compartimos trabajos
de investigación durante mi período
de sabático en la Universidad de
California. Muy pocos saben que antes
de ser psicólogo fue cowboy profesional
y que, posteriormente, decidió formarse
en Psicología. Díganos, ¿por
qué este cambio de profesión y qué utilidad
ha tenido su experiencia previa
en su trabajo como psicólogo?
Larry Beutler: Estoy seguro de que muchos verían estas dos partes de mi vida como inconsistentes
entre sí. Y, sin duda, lo que
hacía durante mi adolescencia y juventud
como cowboy de rancho y corredor
de rodeo ocasional, era bastante inconsistente
con mi rol como psicólogo. En
ese momento de mi vida, los caballos
eran solo algo para montar y una forma
de ejercitar mi habilidad física y mental
de una forma inusual.
Luego, en 1993,
mucho después de haber dejado la vida
de cowboy y recibido mi educación, decidí
abandonar mi mayor afición por
entonces –el manejo de aviones-, debido
tanto al coste como a la creciente
concienciación de que no era un piloto
lo suficientemente bueno para garantizar
mi seguridad. Ese fue el comienzo
de la integración de mis dos pasiones:
la psicoterapia y la equitación.
Retomé la pasión de mi juventud y
compré un caballo árabe, una montura
usada, un viejo camión y un remolque,
y comencé a cabalgar por los senderos.
Pero, descubrí muy pronto que mi caballo
necesitaba entrenamiento: no había estado fuera de un pastizal en sus seis
años de vida, estaba siempre nervioso e
inestable, entrando en pánico si se enfrentaba
a un árbol movido por el viento
o a caminar por el agua. Volviendo a las
experiencias de mi niñez, decidí que lo
entrenaría yo mismo.
Después de todo,
yo había cabalgado potros salvajes, entrenado
a caballos con la cuerda, y había
tenido media docena de caballos
árabes y medio árabes antes de dejar esa
vida cuando tenía 19 años.
Después, durante el siguiente par de
años, descubrí que entrenar caballos era
una experiencia diferente a la que había
tenido antes cuando era joven. Durante
los siguientes siete u ocho años, me
convertí en un estudiante y luego en entrenador
de caballos profesional en una
disciplina llamada “Equitación Natural”.
Esto era en mi tiempo libre, ya
que, en ese momento, como usted bien
sabe, yo era profesor a tiempo completo
en la Universidad de California, Santa
Bárbara. Fue durante aquella época
cuando usted y yo nos conocimos. Fue
también en ese tiempo en el que, a través
de mi trabajo con los caballos, llegué
a entender muchas cosas sobre la
psicoterapia y las relaciones curativas.
Aprendí que a las personas, como a los
caballos, no les importa cuánto sabes
hasta que ellos saben cúanto les importas.
Descubrí que la colaboración era un
agente de cambio más eficaz que el
control.
También aprendí que son las
consecuencias de un acto las que enseñan uno nuevo, que a menudo tienes
que permitir a los animales/humanos
cometer errores para cambiarlos, y que
el castigo no siempre funciona tanbién
como la recompensa. Por supuesto, yo
“sabía” todas esas cosas: había estudiado
esas ideas en la universidad, las había
practicado como psicoterapeuta, y
se las había enseñado a otros estudiantes.
Pero, había algo sobre la honestidad
y la inmediatez de verlas en acción
mientras entrenaba a los caballos, trabajaba
con jinetes, y aplicaba el “sentido
caballo” que había observado y desarrollado
para negociar las relaciones humanas
difíciles, que yo realmente hice que
estos principios cobraran vida.
Actualmente, en mi jubilación, además
de consultar sobre la investigación
en psicoterapia, supervisar a mis estudiantes
de doctorado, dirigir programas
de investigación, y dar conferencias, he
establecido más firmemente la distancia
entre mi rol como “jinete” y mi rol como
“práctico basado en la ciencia”.
Mi
mujer y yo dirigimos un programa de
terapia asistida ecuestre, usando ese foco
tanto para la investigación como para
la enseñanza de mis estudiantes de
doctorado. Nosotros trabajamos con
mujeres que han sido objeto de violencia
doméstica, y aprendemos mucho sobre
cómo la identificación que ellas
desarrollan con un caballo -que después
de todo es una presa y una víctima perpetua-,
puede producir curación y fortalecimiento.
Esta es la respuesta corta a
su pregunta.
Un saludo,
Imagen: https://shortvell.es/terapias-short-44/
Si Queréis la entrevista completa hacer clic aquí.
Web de Larry Beutler sobre Terapia Asistida con Caballos: http://webpsychcorp.com/science/studies/equine-therapy/
Web de Larry Beutler sobre psicoterapia: https://www.psychotherapy.net/interview/larry-beutler
Referencias.
Beutler, Larry E. y Buela-Casal, G., (2015). Cómo seleccionar el tratamiento más adecuado para cada paciente. Entrevista a Larry Beutler. INFOCOP. Suplemento Informativo de Papeles del Psicólogo [edición electrónica] , (70), 15-24. Recuperado de: http://www.cop.es/infocop/pdf/2576.pdf
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