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(Tesis) Evolución y Actualidad de la Teoría del Apego (Attachment). Segunda parte

Mary Ainsworth, Mary Main y Karlen Lyons-Ruth. 


Tras el desarrollo, por parte de Bowlby, del concepto de Attachment (1958, 1969, 1988), será la investigadora Mary Ainsworth (1963, 1964, 1967, 1979), la que se inspire en ellos para continuar un segundo avance en el estudio del apego. Para ello, creo un procedimiento de laboratorio denominado Situación Extraña. Ésta consistía en exponer a los infantes a situaciones de separaciones breves de sus madres. Se reunía con las madres para iniciar una posible clasificación de la forma en la que se organizaba el Attachment en estos infantes, en relación al tipo de relación vincular que mantenían, estos, con sus cuidadores y el ambiente familiar en el que se les criaba. Estos estudios se realizaron en hogares de Kampala, Uganda (Ainsworth, 1967), y de Baltimore, Maryland (Ainsworth et al, 1978). En esta primera etapa experimental, se clasificaron este apego en; apego seguro, apego inseguro indiferente/evitativo o resistente/ambivalente. El apego seguro se podría predecir, según el tipo de relación sensible que la cuidadora pudiera ofrecer al infante, según la satisfacción de las demandas de éste y el tipo de comunicación que surgía entre ambos. Mientras que las de apego inseguro indiferente/evitativo, y el apego inseguro ambivalente/resistente estaban relacionados con una falta de predicción de la madre sobre las demandas del infante y/o rechazo materno. 

En la década de los sesenta se realizan investigaciones, como nos indica Rodríguez (2014), que introducen conceptos novedosos, como por ejemplo el de base segura (Bretherton, 1992) y la clasificación de los patrones de apego expuestos en el párrafo anterior. Ainsworth, Blehar, Waters y Wall (1978), identifican un cuarto patrón; apego desorganizado. Todo ello con el objetivo experimental de identificar y evaluar los patrones, anteriormente mencionados, en los bebés y recién nacidos. Se observaban las conductas de los sujetos mientras se producían las separaciones y reencuentros con sus figuras de apego. Ainsworth descubrió en sus observaciones que niños que no habían sufrido separaciones de sus cuidadores, de mucha importancia para su estado emocional, también mostraban niveles de ansiedad altos aquellos niños que estaban expuestos a situaciones de estrés en sus hogares, (Kriss, 1956; Sandler, 1967).

Ainsworth insistía en recomendar una observación en un ambiente más natural para el niño y no abusar de las situaciones controladas de laboratorio, como la Situación Extraña, (Galán, 2010). Por lo tanto, se recomendaba la Situación Extraña, para aquellas circunstancias en las que no fuera viable la observación natural. Galán (2010), también hace referencia a que para Ainsworth el apego estaba circunscrito a los apegos infantiles en el ámbito de las relaciones más íntimas. 

Investigadores posteriores a Ainsworth confirmarían esta primera hipótesis (Cassidy y Shaver, 1999; Thompson, 1998). Pero será una alumna de Doctorado dirigida por Ainsworth; Mary Main (2000) y con la ayuda de Judith Solomon, las que darán un tercer avance en la Teoría del Apego. Algunos autores denominan, a este periodo de la investigación del Attachment; era representacional, (Galindo, 2002). Los infantes muestran unas estrategias adaptativas determinadas, según el tipo de desarrollo del apego que posean. Todo lo anterior estaría influenciado por el grado de estrés que le ocasiona la diferentes situaciones del apego. Por lo tanto sería la flexibilidad o inflexibilidad que experimentara el infante en las condiciones de relación con sus cuidadores será la que pueda determinar el tipo, o estilo, de apego. El niño intenta mantener la proximidad con su figura de apego, que muestra un tipo de respuesta inconsciente y limitada con respecto a la demanda del infante (Main, 2001). Identificar como se relaciona todo lo dicho hasta ahora y el desarrollo de la personalidad, es una de las metas en la praxis de la Teoría del Apego (Oliva, 2004). A toda esta etapa, y en la actualidad, estaría formada por los llamados; teóricos del desarrollo y el vínculo (Safrany, 2005). 

Main habla de tres tipos de desregulación en los cuidadores, según el tipo de apego desorganizado que provocan en sus infantes; aterrorizados, aterrorizantes y disociativos, Galán (2010). Para algunos autores, esta situación que se da en el apego desorganizado, podría hacer pensar que no se trata de un tipo de apego específico, si no más bien, una incapacidad de acceder a las estrategias de apego aprendidas (Hesse y Main, 2000). Galán (2010) nos indica, que según lo anterior, podría explicar su breve y transitoria manifestación y la necesidad de contar con profesionales especializados para detectarlo. También resalta que desde la desorganización, al carecer de recursos estratégicos en la respuesta, la conducta se perpetúa por dicha incapacidad de respuesta por parte del sujeto, (p. 584). 

Lyons-Ruth (1996) identificó el tipo de apego desorganizado o muy controladores, dirigidos a los cuidadores, como el causante de conductas agresivas y problemáticas. Todo esto en observaciones de estudios longitudinales, mientras que desde estudios transversales, parecían concluir que podían ser causados por patrones de evitación o ambivalencia. Sería Lyons-Ruth la que ampliara la mirada original del apego desde su hipótesis de que, en el apego desorganizado, también puede ser generado por la intervención de unos cuidadores muy sensibles o con algún tipo de alteración del comportamiento. Esto provocaría una incapacidad de proporcionar mecanismo para tranquilizar al niño. El infante experimentaría una activación conductual excesiva y un estado emocional no regulado correctamente, por una incapacidad emocional de la figura de apego (Lyons-Ruth, 2008). 

Diferencias fundamentales entre las teorías psicoanalíticas tradicionales y el Attachment. 

Las primeras diferencias entre las teorías psicoanalíticas tradicionales y la teoría del Attachment, fueron indicadas por Bowlby, como hemos mencionado anteriormente. Según Holmes (1993), Bowlby criticaría del psicoanálisis que no fuera capaz de interpretar la relación afectiva que se producía en la relación vincular entre el bebé y su cuidador. El psicoanálisis reducía su visión, o perspectiva, de dicha relación -entre el bebé y su cuidador- en términos de instintos. Centrando sus tesis principales, a este respecto, en que el bebé perseguía la satisfacción en la provisión de alimentos por parte del cuidador. Para, a continuación, en edades posteriores del niño, fueran determinante la satisfacción sexual, también. Al contrario de lo expuesto, anteriormente, la Teoría del Apego de Bowlbly sigue las líneas del psicoanálisis en aspectos como la importancia que Freud atribuía a la relaciones objetales, las teorías del impulso secundario, teoría de la succión del objeto primario, la propensión innata, los esfuerzos del bebé por mantener fuertes lazos de unión con la figura de apego, además de que estos y otros conceptos que pone relieve el psicoanálisis asientan las bases de la personalidad de los individuos (Bowlby, 2016, p. 247-251). Aunque para Bowlby, la principal diferenciación se encontraba en que el bebé podría estar motivado por conductas más próximas a la búsqueda de seguridad y afecto, (p. 41). Todo ello motivado por un goce mutuo que se creaba en la relación entre la madre y el bebé, haciendo referencia a los descubrimientos de Ainsworth, (Bowlby, 2016, pp. 447-453).

Bowlby (2016) incorpora conceptos como los factores genéticos, que cambian las concepciones ortodoxas del psicoanálisis más centrados en el inconsciente y la sexualidad, en su nueva teoría del apego. Poniendo el principio de homeostasis en un primer plano, para entender las funciones biológicas que los seres humanos ponemos en marcha para nuestra supervivencia (p. 53). El psicoanálisis prestaba excesiva atención, según Bowlby, en los aspectos negativos de la personalidad, las fantasías internas o inconscientes y lo que él denominó amor egoísta (Rodríguez, 2014, p. V). La estructura de la psique, para el psicoanálisis tradicional, se basa en el desarrollo de un continuum, con etapas regresivas situadas en momentos evolutivos prefijados. Mientras que Bowlby entiende dicho desarrollo desde concepto más biológico, etológicos y con una gran influencia del medio ambiente (Rodríguez, 2014). Otro aspecto que incorpora Bowlby y la teoría del apego que confronta con las tesis ortodoxas del psicoanálisis, es la importancia de la psicología cognitiva. Por ejemplo, las ideas desarrolladas por Craik (1943), del modelo interno de las relaciones sociales, en las que atribuía vital importancia a las capacidades cognitivas del individuo para poder adaptarse, previniendo posibles acontecimientos, que facilitaban la supervivencia del sujeto. Este tipo de teorías con una base cognitiva y evolutiva fueron desvaloradas, incluso ignorada a veces, por el psicoanálisis tradicional. Por lo tanto, la teoría del apego incluye otros campos del conocimiento, que el psicoanálisis no contempla, algunos ya los hemos mencionados, otros como los sistemas de control o las relaciones objetales que sí tienen relación con las nuevas líneas del psicoanálisis, menos ortodoxas, ampliaban el corpus teórico del Attachment. Por supuesto, en este sentido, Piaget (1937), sobre todo con sus nociones de externalización y permanencia de los objetos, serían también tenidas en cuenta. 

Bowlby tuvo una influencia relevante de la Cibernética, impulsada por Wienner, como nos indican Robbins, P y Zacks, J. M. (2007). Conceptos como equilibrio homeostático, que lo ejercería la figura de apego, mediante su conducta de apego con el bebé o la necesidad de proximidad para garantizar interrelaciones de apego saludables, fueron también incorporadas a su teoría.

Según Marrone, Diamond, y Juri (2001), las diferencias fundamentales entre el modelo de apego de Bowlby y como afronta teóricamente esta situación el modelo freudiano serían; a) en Bowlby el Attachment tiene una condición primaria y su propio estatus, mientras que en Freud el apego es de naturaleza secundaria, dependiendo de las gratificaciones orales, o alimenticias, y libidinales. b) En el modelo de Bowlby el sujeto se compromete con un tipo de entramado relacional intersubjetivo. Mientras que en el modelo de Freud se basa en el estado narcisista primario del sujeto y no contempla la influencia de los estímulos del medio ambiente. c) por último, el modelo de Bowlby las pulsiones son estimuladas en una activación por circunstancias externas e internas al individuo. Mientras que Freud entiende la conducta pulsional desde una descarga desde el interior del individuo hacia su conducta manifiesta, en un continuo de la acción de dicha descarga. 

Bowlby (2016) considera un error de muchos psicoanalistas el tomar esta teoría como un producto acabado (p. 30) y no como una gran teoría que necesitaba seguir desarrollándose. Es decir, corrigiendo, ampliando e innovando sus postulados. Él consideraba a esta teoría una aproximación teórica para intentar explicar el funcionamiento de la personalidad, tanto en los aspectos sanos, como en los patológicos. Puede que en este punto, se abriera una discusión irreconciliable con la Teoría del Apego que pretendía ir más allá de las experiencias traumáticas, a diferencia de las pretensiones del corpus teórico psicodinámico (p. 31). 

Bolwby (2016) ya intuía, en sus primeros estudios, que coincidía en aspectos teóricos de Freud, como que el trauma podría ser provocado por condiciones causales y consecuencias psíquicas; es decir, por la separación de la madre y el hijo (p. 38). Además, tenía la certeza que los estudios con animales, le llevarían a poder observar conductas de apego que ampliarían esta mirada del psicoanálisis. Todo ello llegaría con las teorías de la motivación, basándose en los cinco puntos de vista sobre esta teoría de la motivación que exponen Rapport y Gill (1959); dinámico, económico, estructural, genético y adaptativo daban más razones para seguir pensando que su teoría, si se dirigía sobre postulados más cercanos a las tesis genéticas y evolutivas, o adaptativas de la especie, le llevarían a una mejor comprensión del apego (citado en Bowlby, 2016, p. 42). Bowlby, en esta misma obra, y sobre este mismo punto, indica que las motivaciones de tipo económico y dinámica no serían adaptables a su teoría, por lo tanto, las fuerzas psíquicas (entropía, dirección, energía y magnitud de las fuerzas) serían desechadas para su teoría. Distanciándose, con ello, de los postulados más tradicionales del psicoanálisis.

Validez epistemológica de la teoría. 

En la actualidad, la teoría del apego, sigue manteniendo su relevancia para las investigaciones y la práctica psicológica. Su validez epistemológica sigue teniendo un respaldo científico gracias a investigaciones como las realizadas, por ejemplo, por Beebe, Sorter, Rustin, y Knoblauch (2004), en las que se analizan las diferencias entre autores que estudian las subjetividades en la infancia. Nos centraremos en un autor relevante en la investigación epistemológica del Attachment, el profesor Julian Meltzoff. 

Se realizaron experimentos con infantes, para observar como imitaban las expresiones faciales de los adultos. Se demostró que los bebés podían imitar, de forma todavía rudimentaria, los gestos y expresiones faciales de los experimentadores. En apenas 42 minutos desde su nacimiento, ya se detectaban respuestas de intento para imitar al experimentador, en periodos o intervalos de dos minutos y medio, el recién nacido hacía esos intentos de conexión visual con los adultos que le cuidaban. Incluso, después de 24 horas, de haber sido expuesto el infante a estas expresiones faciales, podía imitarlas con el objetivo de recibir una respuesta emocional del adulto. Lo que demuestra una conexión temprana entre ambos. Estos descubrimientos afirman las bases de la teoría del apego, en las cuales el papel del cuidador y su forma de interrelacionar con el infante, van creando un estilo y tipo de apego característico de dicho vínculo. Con una imitación intencional, por parte del bebé 1.

Una segunda investigación reciente que reafirma la validez de las bases teóricas del Attachment, es la realizada por Tomasello (2013). Este investigador nos habla de la infraestructura psicológica que está encubierta en la propia comunicación humana, que se realiza entre el bebé y un adulto. El simple hecho de señalar con el dedo es ya una forma de posicionarse en la comunicación y, desde una perspectiva concreta, empezar a comunicarse de forma eficaz. Se manifiesta una intencionalidad compartida, por parte del infante para con el adulto. Se realiza el estudio en comparación con simios, niños pequeños y niños que ya pueden interactuar en una comunicación plena. Se descubren procesos nuevos de comunicación y cooperación en el sujeto, que mediante la práctica comunicativa irá perfeccionando. Una de las diferencias fundamentales con los simios, en estos primeros procesos comunicativos del bebé, es la adquisición de una capacidad de invertir los roles, mediante la imitación.

Además, debemos entender la epistemología, como una teoría del conocimiento. O como indica el diccionario de la Real Academia Española de La Lengua -y desde una perspectiva filosófica-, una teoría desde la cual se articulan los fundamentos y metodologías que permiten la adquisición de un conocimiento por medios científicos. Como se comprobará durante la lectura de este trabajo, desde sus orígenes, Bowlby hace un esfuerzo por demarcar los fundamentos desde los cuales se construirá la teoría del apego. Para ello, al menos, dedica el primer tomo de su obras fundamentales; El apego y la pérdida-1; El apego, (Bowlby, 1969), a demarcar los conceptos fundamentales que serían la base de su teoría. En los posteriores tomos trataría más en profundidad aspectos relacionados con la metodología. Pero no sería hasta el segundo impulso realizado por Ainsworth y el tercero realizado por Main, cuando la Teoría del Apego sería provista de una metodología genuina; fundamentalmente la Situación Extraña. 

Después vendría la ayuda de la neurociencia, que hemos visto su importancia en la comprensión de los correlatos internos, que se producen mientras se desarrollan esos patrones de apego. Factores psicofisiológicos motivados por el estrés y la ansiedad, sobre todo, serán fundamentales para reforzar científicamente la teoría. Debemos tener en cuenta, que ya desde Freud y Bowlby, se considera el encuentro, separación y reencuentro entre el bebé y su madre, como un motivo estresor para el bebé. Y que el tipo de comunicación que se establece entre ellos, junto con el tipo de contacto afectivo son fundamentales en el desarrollo del apego. 

Hemos dedicado un apartado a mencionar algunos de los instrumentos, entrevistas y programas de prevención que se utilizan bajo las tesis de la teoría del apego. Los estudios de validez y fiabilidad muestran que son científicamente correctos. Son utilizados en diferentes ámbitos profesionales, no sólo en el campo de la psiquiatría y psicología clínica. La validación del instrumento Adult Attachment Projective Picture System-AAP, de los autores George y West (2012) muestran que se trata de un instrumento con un alto respaldo internacional para realizar un diagnóstico del tipo de apego en adultos. 

Un campo donde ha mostrado un gran respaldo científico, la teoría del apego, es el de la relación terapéutica y los estudios que existen sobre la relación transferencial. En ellos comprobamos como el estilo de apego que se haya desarrollado con los padres, es puesto de manifiesto en la relación terapéutica. El profesional que está debidamente formado en esta materia puede utilizar esta información que transmite el paciente en consulta, a favor de un mejor diagnóstico, intervención, tratamiento y seguimiento.

A continuación, en los siguientes subpuntos del trabajo, abordaremos dos hitos en el desarrollo de la teoría del apego; Las investigaciones de Tronick (2003), sobre el experimento llamado still face y los experimentos de epigenética realizados en la Universidad de Utah. Además resaltaremos algunas limitaciones que presenta la teoría del apego. 

Investigación de Tronick con Still Face Experiment. 


Las investigaciones de Tronick (2003) sobre el experimento de la cara quieta o Still Face, se desarrollaron con la interacción entre un bebé de aproximadamente un año de edad y su madre. Ambos se situaban uno frente al otro, y jugaban en una comunicación cariñosa, propia de una madre atenta y afectuosa con su bebé. Pasado unos instantes, la madre giraba la cara y mantenía la cara sin ninguna expresión. Los bebés reaccionaban con estrés e intentaban recuperar la comunicación con su madre. Esto demuestra que en esas edades los infantes intentan interactuar socialmente con su cuidador e intentan obtener afecto y comunicación útil del ambiente que les rodea. Esta cuidadora, en el caso del experimento, será un espejo del cual podrá aprender conductas replicables en el futuro. La madre, por lo tanto, ejerce un vínculo muy importante en el desarrollo afectivo y desarrollo de la personalidad del sujeto 2

Madre e hijo trabajan para coordinar sus emociones e intenciones, que le serán de utilidad para su desarrollo psicomotor y social. El bebé muestra una rápida capacidad de percepción del estado de ánimo de su madre, y moviliza todos sus recursos para que ésta permanezca accesible a sus necesidades afectivas. Sonríe, señala, gesticula con las manos y el resto del cuerpo para poder captar la atención de su madre. Esto nos muestra que el apego que surge entre el bebé y su cuidadora o cuidador influye en los niveles de estrés de éste, además de su forma de relacionarse con las personas y el mundo que le rodean. La personalidad y desarrollo del apego pueden ser, por este motivo, seguro, evitativo/huidizo y resistente/ambivalente o desorganizado.

Recientemente, se han podido conocer los resultados de estudios longitudinales, en este caso en una muestra de recién nacidos prematuros sanos. Desde el paradigma de Face-to-Face Still-Face de Tronick (FFSF), los investigadores evaluaron un conjunto de variables que pudieran dar a conocer predictores específicos e independientes sobre la situación en la que se encontraba el apego entre las madres y los bebés. Las variables que se estudiaron fueron; educación de la madre, que tipo de patrones de apego conservaba la madre de su etapa infantil, el tipo de afrontamiento infantil y el comportamiento que se producía en la interacción en el juego, entre ambos. Entre los instrumentos aplicados, resaltamos aquí el de la Situación Extraña. Los resultados sugieren que tanto las características del bebé que se podían percibir al interactuar con la madre, como el afrontamiento de éste, en el primer año, además del tipo de sensibilidad y afecto que mostraba la madre, influían en la formación del apego. (Fuertes, Lopes, Beeghly y Tronick, 2009). 

Otro estudio reciente, Schejtman y Vardy (2008), utiliza una escala que está construida bajo estos mismo principios y que pretende evaluar la autorregulación de los niños a partir de microanálisis de la interacción entre el bebé y su madre, mediante el instrumento llamado Infant and Caregiver Engagement Phases-ICEP, de Tronick y Winberg (2000). La mitad de las interacciones entre los niños y sus madres, éstos mostraron conductas auto-regulatorias, para auto-apaciguarse en el llanto y llamadas a la madre. Además se calmaban en cuanto podían percibir un menor distanciamiento. La mayor parte de estos auto-apaciguamientos orales se produjeron cuando la madre le mostró afecto positivo, y los bebés de más de 4 meses, lograban mantener un afecto neutro. Otro estudio similar, pero con una implicación más orientada a dotar al psicoanálisis de recursos de intervención en etapas tempranas, es el realizado por Raznoszczyk (2005). 

Los experimentos de epigenética de la Universidad de Utah. 


La epigenética estudia los procesos con los que se expresan los genes, sin necesidad de que haya modificación alguna en la secuencia del ADN. Esto sería lo mismo que decir; que se expresa hacía donde se dirige el genotipo, y explica qué formas adquiere este mismo genotipo a lo largo del desarrollo del organismo. Estos procesos de cambio podrían afectar al desarrollo de determinados patologías psicológicas, entre otros cambios en el organismo. Los resultados que informan los estudios recientes en esta disciplina, dejan en evidencia que los factores ambientales y psicosociales pueden causar estas modificaciones. Algunos estudios indican, como los trastornos de la personalidad, o los relacionados con trastornos afectivos, son motivados por circunstancias que ocurren en la infancia. Algunas de estas circunstancias pueden ser perjudiciales, y serían para este tipo de investigación de gran relevancia, (Lorea y Molero, 2015).

En la Universidad de Utah, en los Estados Unidos de Norteamérica, se llevan produciendo en las últimas décadas descubrimientos, sobre epigenética, que están revolucionando el conocimiento, en general, y la teoría del apego, en especial. 

Los científicos empiezan a comprender, gracias a los estudios que están realizando en la actualidad, cómo influyen los cambios epigenéticos en el comportamiento humano y cómo éste mismo comportamiento humano puede influir en la genética. Un ejemplo sería el TDAH, que podría actuar dejando una marca o huella epigenética en el cerebro, (Restrepo, Gutiérrez y Betancur, 2014). 

Desde la Universidad de Utah, autores como Karol L. Kumpfer, exponen tesis que reafirman la validez epistemológica de la teoría del apego. Uno de los factores ambientales de protección más destacado sería el apego a la familia, donde los estudios epigenéticos pronostican que una crianza y relación familiar positivas, reducirían el estrés y esto favorecería a una reducción de la predisposición genética para contraer trastornos. Un ejemplo, pero no sería el único, según indican estos autores, serían problemas transgeneracionales debido a una drogodependencia de los padres, (Kumpfer, Fenollar, Jubani, 2013, pp. 90-91). 

Existe la idea, en determinadas líneas de investigación en epigenética, de que ésta podría estar interrelacionada con el vínculo afectivo entre el bebé y la madre. O en el caso de estos experimentos con ratas, entre la cría y la hembra. La forma en la que la hembra de rata cuida a sus crías, podría influir en la forma en la que estas se comportan con otros sujetos de su especie (Buchen, 2010). Este proceso llamado marking of a genome (marcado de un genoma, o modificaciones epigenéticas) explicarían el proceso en el cual quedaría modificado genéticamente, un cambio en el sujeto, determinado por la relación afectiva vincular entre éste y su cuidadora.

Existen publicaciones sobre experimentos e investigación relacionada con la plasticidad cerebral y la relación de estos cambios estructuras y neuronales con aspectos de apego afectivo o abusivos. Uno de estas publicaciones, en las que se puede revisar experimentos realizados con ratas, para comprobar como se gestaba estos cambios epigenéticos, haciendo un seguimiento incluso fetal de las crías, es la dirigida por Alessandro Sale (2016).

Limitaciones. 


La situación actual de la teoría del apego está en pleno desarrollo y se publican investigaciones que consolidan el Attachment en diversos ámbitos científicos. Según Oliva (2004), el estado actual del marco teórico está; 

”Lejos de verse debilitada con el paso del tiempo, dicha teoría se ha visto afianzada y enriquecida por una gran cantidad de investigaciones realizadas en los últimos años que la han convertido en una de las principales áreas de investigación evolutiva.”

Además de estar desarrollándose dichas investigaciones recientes en temáticas como; 

“[...] la transmisión intergeneracional de la seguridad en el apego, las diferencias entre el tipo de apego establecido con el padre y con la madre, el apego múltiple a más de una figura, las relaciones entre la seguridad en el apego y los cuidados alternativos (day -care), las relaciones entre temperamento y apego, y la validez cultural de la teoría del apego.” , (Oliva, 2004).

La teoría del apego está basada, desde su origen, en una supuesta validez universal fundamentada en su “modelo teórico más que en resultados de investigaciones” , (Oliva, 2004). Por lo tanto, este modelo incidía en factores culturales, con una base en la etología que le distanciaba de la necesaria base empírica con soporte en estudios con humanos. Estas circunstancias han ido superándose, desde los años 50 del siglo XX donde se desarrollan los primeros pasos del marco teórico. Aunque, con la excepción de los primeros estudios de Ainsworth, realizados en Uganda, la mayoría de las investigaciones realizadas en base a esta teoría son con población occidental. Lo que hace muy limitada su universalidad. 

Las variables culturales pueden ser claves para entender porqué se produce resultados, en principio contradictorios, cuando se realizan los procedimientos de laboratorio en culturas diferentes. Según Oliva (2004), esto se ha detectado en investigaciones, cuando se ha realizado la situación extraña en países como; 

  • Israel, en los que existen diferencias con respecto a los estudiso de Ainsworth, en el apego inseguro-ambivalente tipo C. (Sagi, Lam, Lewkowicz, Shoham, Dvir y Estes, 1985; Sagi, 1990; Sagi et al., 1994). 
  • Japón, igual que el anterior, pero con una ausencia importante con el apego inseguro-evitativo, (Mikaye, Chen y Campos, 1985; Takahashi, 1990). 
  • Alemania, el tipo de apego A (inseguro evitativo) es mayor que en un país occidental como Estados Unidos de América (Grossman y Grossman, 1990). 
  • En los EE.UU. de América, existen diferencias psicométricamente significativas, entre poblaciones de diferentes etnias llamando la atención las diferencias en cuanto a incidencias del apego inseguro en población afro-americana, Jackson (1993). 
La limitaciones del Attachment, para autores como Korstanje (2008), estarían en que no existe una capacidad de cura que derive del propio marco teórico, directamente. Si no, más bien, una metodología explicativa de las causas que la generan. Además, este mismo autor, menciona la escasas evidencias científica que existen con respecto a la evidencia empírica con adultos. Que justifiquen la teoría. A diferencia de la abundante investigación sobre las etapas infantiles. 

Como se ha comentado en diferentes apartados del trabajo, el apego está relacionado, en múltiples ocasiones, con el desarrollo de determinados trastornos mentales. Uno de los trastornos psiquiátricos que más se investigan, desde el modelo del Attachment es el de la esquizofrenia. Los resultados actuales muestran una escasa evidencia científica al respecto de esta aseveración; que el desarrollo de un apego inseguro o desorganizado podría tener consecuencia con el desarrollo de una esquizofrenia en los siguientes años de vida del bebé, (Benítez, Chávez y Ontiveros, 2005).

Nuevas investigaciones sobre el Attachment. 


Siguen editándose obras fundamentales sobre la teoría del apego en la acutalidad, de autores de referencia como Ainsworth, Blehar, Waters y Wall, (2015) Patterns of Attachment: A psychological study of the strange situation, o las obras de Bowlby como la triología sobre El apego y la pérdida (Bowlby, 2016), compendios de conferencias de Bowlby (2014), como la de Vínculos afectivos: Formación, desarrollo y pérdida, entre otras obras pioneras que siguen siendo referente no sólo para los profesionales de la psicología, si no también para otros profesionales de distintas ramas del conocimiento. 

El Attachment tiene múltiples aplicaciones en la actualidad, dentro del campo de la psicología. Por ejemplo; en estudios sobre la relación existente entre el tipo de apego y las patologías que pueden surgir ante la pérdida de una persona significativa, donde se muestran datos significativos entre sujetos con tipos de apego ansiosos y personas que pasan por rupturas de pareja, (Berenguer, Barreto y Pérez, 2018). Los supuestos mecanismos de transmisión intergeneracional negativos, pueden ser motivo de este tipo de disfunciones en las parejas. Pero desde la perspectiva de este trabajo, lo que nos interesa es la importancia que tendría esas primeras relaciones de apego en la repetición de ese patrón aprendido y supuestamente transmitido de forma transgeneracional. Algunos autores, como es el caso de Pape. y Cowan (2005), muestran en sus trabajos que esta hipótesis podría ser correcta. Y que las parejas con tipos de apego inseguros o desorganizados, podrían estar afectando en la relación de sus hijos, reproduciendo éstos, los mismos patrones de comportamiento de pareja. Bowlby, en este mismo sentido, reconocía que si una madre o un padre eran portadores de una culpabilidad, su comportamiento podría ser irracional frente a la misma carga culposa que pudiera tener su hijo, (Bowlby, 2016, p. 29).

Se están desarrollando estudios sobre qué papel desempeñan el afecto y la emoción en los seres humanos junto con aspectos relacionados con la conducta de estos, su motivación, aspectos relacionados con la cognición y la interacción interpersonal en el desarrollo infantil (Taarvig y Solbakken, 2018). En niños y adolescentes se realizan los primeros estudios relacionados con el concepto de alexitimia -que es el déficit que presentan, en este caso, niños y adolescentes para identificar y comunicar sus emociones y sentimientos-. Este concepto se relaciona con tipos de apego inseguros y otro tipo de patologías para encontrar las razones de quejas somáticas y depresión en esta población. Además de que se empiezan a crear instrumentos psicométricos que ayuden en el diagnóstico (Yearwood, Vliegen, Luyten, Chau, y Corveleyn, 2017). Además, cuando se dan diferencias entre las personas, debido a la diversidad en la expresión de las emociones, la influencia que éstas pueden tener en la interacción y aspectos como la intervención de las neuronas espejo, las bases de la Teoría de La Mente y el propio apego se dan circunstancias idóneas para integrarlas todas ellas en una misma investigación (Poblete y Bächler, 2016).

Estudios sobre la relación entre la sensibilidad que transmiten los padres en el cuidado y relación con sus hijos, además de variables como los estilos de apego, los rasgos de personalidad y la capacidad empática son estudiadas en investigaciones recientes con una amplia representación sociodemográficas, (Nieri, 2017). En algunos estudios se observan, en los padres, aspectos relevantes para la teoría del apego, como son los guiones de base segura, realizados en Perú, (Nóblega, Traverso, Ugarte y Caballero, 2017). Esta misma sensibilidad, junto con factores como el apego y la depresión en los periodos de embarazo, motivan también estudios pioneros teniendo como marco de referencia el Attachment (Miranda, Olhaberry y Morales-Reyes, 2017).

Otro campo de estudio muy interesante para los profesionales de la psicoterapia, es el que se realizan en aspectos tan relevantes como la alianza terapéutica en la práctica clínica, (Rossetti y Botella, 2017). También el tipo de situaciones que se pueden producir durante las entrevistas psicológicas, (Martínez, Tomicic, Cerda, Rivera y Salas, 2017). También se utilizan como base teórica complementaria con otras teorías más nuevas, de tercera generación, como la terapia de compasión que tienen como metodología fundamental el Mindfulness, (García, Navarro, Modrego, Morillo y Correa, (2016). 

La relación entre la drogodependencia y los estilos de apego, entre otros factores que intervienen en esta problemática, también es motivo de investigación. En las que la teoría del apego tiene un papel fundamental, (Cuetos, 2017). Los estilos de apego inseguro parecen estar relacionados con diferentes problemáticas de salud mental, pero en el ámbito de los trastornos por consumos de drogas, parece que no se logran resultados con suficiente consistencia, (Lucas y Montañés, 2006). Estos autores exponen, después de realizar una revisión de las investigaciones hasta 2006, que uno de los posibles factores que crean este tipo de inconsistencia en los resultados, podría estar en la variedad de instrumentos que se utilizan en dichas investigaciones. 

Otro área, que en la actualidad, es tratado desde la perspectiva del Attachment es el de los trastornos de la alimentación. La importante relación entre el miedo al rechazo o el abandono en las mujeres y una inclinación estadísticamente relevante, en los hombres, hacía la independencia muestran la existencia de diferencias de sexo en las asociaciones entre los constructos de trastornos alimentarios, el tipo de apego y la regulación de las emociones. Todo ello ayuda a establecer, entre otras actuaciones, medidas de prevención eficaces, (Gutiérrez, Fontanil, Paz, Ezama y Alonso, 2017). En cuanto a los problemas de salud derivados de la obesidad y los casos extremos de ésta, donde se debe realizar una evaluación psiquiátrica de cara a la cirugía bariátrica, se hace fundamental valorar el apego de estos pacientes al tratamiento, el apego que puede surgir frente a la adherencia del programa dietético, vómitos provocados por el paciente o cuadros de bulimia, además de situaciones límites en las que se puede producir un posible suicidio. Estudiar la salud mental del paciente, teniendo en cuenta sus patrones de apego, son fundamentales en este tipo de intervenciones, (Vargas, Rojas-Ruiz, Sánchez y Salín-Pascual, 2003). 

En la psicopatología encontramos múltiples aplicaciones que siguen siendo de primera actualidad, como por ejemplo en el diagnóstico y tratamiento de los brotes psicóticos. Estos conocimientos son empleados, en la intervención social, por otros profesionales. Utilizando marcos teóricos diversos, como por ejemplo el sistémico, para abordar estas problemáticas en le seno familiar, (Beltrán, Galindo, Grandal, López y Ríos, 2017). En el estudio de los trastornos de personalidad y la relación encontrada en la literatura actual sobre los indicadores de riesgo en las etapa infantil de padecer este tipo de trastornos, teniendo en cuenta como principal variable el apego del niño, (Forti, 2017). Jóvenes con problemas de regulación emocional, en etapas de tanta exigencia psicológica como la etapa universitaria (Guzmán, Carrasco, Figueroa, Trabucco y Vilca, 2016). En el Trastorno Límite de la Personalidad está siendo utilizado como una variable de estudio de esta psicopatología, (Kokoulina y Fernández, 2016).

La atención, la memoria, la capacidad de controlar la impulsividad con funciones superiores psicológicas fundamentales para comprender aspectos relevantes en el comportamiento humano. Las funciones ejecutivas, que son desarrolladas a nivel cerebral por la parte prefrontal del cerebro, es la base de ejecución neuronal de estas mismas capacidades. Para ello se realizan estudios en los que se intenta encontrar relación entre el desarrollo del apego y este tipo de funciones ejecutivas, (Montoya-Arenas, Ospina, Márquez, Gaviria, Andrade y Zapata, (2017).

Uno de los problemas o lacras sociales, desgraciadamente más actuales, como es la llamada; violencia de género, también es estudiada desde la perspectiva del Attachment. Las aportaciones de valiosas informaciones sobre el tipo de apego que han recibido los maltratadores o asesinos de sus parejas sentimentales, ayudan a los investigadores a desarrollar conclusiones que pueden ayudar a educar, prevenir e intervenir en este tipo de situaciones, (Pimentel y Santelices, 2017). También se realizan estudios, donde el Attachment es una teoría clave, en estudios sobre la exclusión social de familias vulnerables (Pitillas, Halty y Berástegui, 2016). En países como Chile, investigadores concluyen en sus estudios la necesidad de proteger a niños que se encuentran en situación de desamparo y que por ello se vulneran sus derechos fundamentales a la protección de su salud mental. El apego inseguro y desorganizado, según estos mismos investigadores, podría tener mayor prevalencia en este tipo de población y, como consecuencia, una mayor incidencia en la psicopatología que estos niños puedan padecer, (Gómez, Muñoz y Santelices, 2008). 

En el tratamiento psicológico a enfermos que pueden sufrir una patología dual, es decir; una enfermedad orgánica junto con psicopatologías, es útil el estudio del apego en los pacientes, (Alonso, Ezama y Fontanil, 2016). Además, en muchos casos, los profesionales de la psicología, trabajan exclusivamente con los niños, detectando las posibles alteraciones en la relación vincular o desarrollo del apego que el niño muestra. Investigaciones realizadas en estas últimas décadas demuestran la importancia que tendría trabajar en terapia con la familia. Ya que los padres o cuidadores del niño pueden mostrar, también, patologías y un desarrollo del apego inseguro o desorganizado. Esto estaría infiriendo, de forma negativa, en el transcurso y posible éxito de la terapia, (Talarn y Rigat, 2008). 

Desde modelos, como el Constructivista, se tratan conceptos como el de organización de significado personal, en relación con procesos del apego. Entendiendo éste último como un patrón afectivo, que surge conceptualmente desde las tesis cognitivistas. Todo ello confluye en la identidad que la persona construye, -según estos autores-, y estas pueden producirse de diversos modos; armónico, neurótico o psicótico. A su vez, pueden conllevar ciertas patologías, (Dodet y Merigliano, 2008). Para otros autores, desde corrientes más humanistas, consideran que el apego está compuesto, fundamentalmente, de dos elementos; la identidad y la pertenencia, (Bou, 2003).

Attachment y neurociencia. 


En este punto abordaremos los estudios e investigaciones más recientes relacionados con el Attachment y la neurociencia. Comenzaremos con una distinción clave;entre el mecanismo de la Teoría de la Mente (ToM) y el sistema de empatía TESS. El primero llevaría un desarrollo más racional, cognitivo y basado en las creencias y deseos, mientras que el segundo sigue un proceso de comprensión afectiva desde el self. Como indican Fonagy, P., Gergely, G. y Jurist (2004), la Teoría del Mente o mentalización cognitiva o afectiva, puede ser utilizada en modelos terapéuticos que permitan el desarrollo sistemático y gradual de la regulación de los estados afectivos que hayan podido crear patologías por la adquisición de una apego inseguro. Desde la Neurociencia Afectiva, se integra la acumulación de conocimiento desde disciplinas como la Psicología, la Psiquiatría y de la Neurofisiología del Comportamiento, (Panksepp, 1998). Esto hace que se pueda entender las relaciones afectivas del sujeto humano desde perspectivas del comportamiento cerebral. 

El miedo es la emoción básica que estaría en el centro de la intervención en el Attachment, pero no sería la única. Ya que la rabia, la tristeza, sorpresa o la alegría también serían emociones a considerar. Cuando el sujeto entra en contacto con su figura de apego, el cerebro reaccionaría neurofisiológicamente a estas emociones y su estudio es fundamental para comprender cómo se crean este tipo de relaciones vinculares desde correlatos neurocientíficos. Rodríguez (2014), nos advierte que neurobiológicamente es la amígdala la causante de la activación cerebral de la señal de alarma que se produce en el sistema conductual del apego, cuando es percibida ésta como una situación de miedo, estrés o angustia. Esto hace evidente el origen biológico de la teoría del apego (p. X). 

Rodríguez (2014), advierte que en la relación en los primeros momentos de vida, entre el bebé y sus cuidadores, generan la existencia de una progresiva de un “sistema de pensamientos, recuerdos, creencias, expectativas, emociones y comportamientos acerca de sí mismo y los otros” (p. XI). A este sistema se le denomina; modelo interno de funcionamiento de las relaciones sociales y tiene su continuidad con el tiempo y la experiencia (Mercer, 2006).

Los modelos internos, que el niño irá memorizando, hace que estos modelos se regulen, de tal forma que puedan interpretar y predecir los patrones de comportamientos que se repiten en la interacción entre él y su figura de apego. La experiencia y el medio ambiente serán factores que modularán dicha experiencia, afectando a su capacidad de reflexionar y comunicarse con los demás. Haciendo uso de todo lo interiorizado en el pasado y reutilizándolo en las relaciones futuras. Por lo tanto, la memoria, como proceso psicológico superior fundamental en el desarrollo humano, se convierte en un relevante factor neuropsicológico a tener en cuenta. Ya que nos permite llegar a comprender los funcionamientos y evolución de los tipos de apego de los sujetos. 

Los cuidados y atenciones maternos, especialmente en los primeros meses de vida, son fundamentales para desarrollo del Attachment. En este proceso, y en estos primeros momentos, como hemos indicado anteriormente, tiene un fuerte componente biológico (Panksepp, 1998) y la intervención, o no, de la figura de apego es fundamental. De ahí la relación neurobiológica en el desarrollo del vínculo, desde un desarrollo filogenético, desde procesos más arcaicos. 

Siguiendo las aportaciones de Panksepp (1988), el Attachment serviría como regulador biológico y evolutivo de los sistemas de pánico. Recordemos que la figura de apego tiene que prncipal objetivo crear un sostén de seguridad para el sujeto. Éste le permite desarrollarse con una base segura que le permitirá explorar el mundo, y las relaciones con sus semejante, de forma segura, o no. Todo esto origina en el organismo del individuo una serie de cambios, siendo el glutamato un neurotransmisor fundamental. A nivel neuroendocrino, entre otros, es relevante la activación de sustancias neuropéptidas como la oxitocina o la prolactina y opioides endógeneos, como la endorfina. La primera de ellas ha dado pie a iniciar estudios en humanos, por su importante papel en la etapa de lactancia, existiendo una correlación positiva entre los niveles altos de oxitocina y las conductas de proximidad, cuidado, contacto, estimulación y verbalización por parte de los cuidadores (Gordon, Zagoory-Sharon, Leckman y Feldman, 2010). 

La regulación del apetito, ciclos y calidad del sueño y las situaciones estresantes y ansiosas, anteriormente mencionadas, son también reguladas por otros neurotransmisores, como la noradrenalina, serotonina o la corticotropina liberadas por el sujeto en el llanto o llamadas de atención a la figura de apego, en las situaciones de separación (Panksepp, 2006; Young, Liu y Wang, 2008).

Si el apego se desarrolla con unos patrones seguros, el individuo tendría niveles de estrés, ansiedad y miedo moderados. El impacto de unos niveles altos de este tipo de situación provocaría en el organismo una serie de desajustes, tendentes a crear patologías. En este sentido el sistema nervioso central, sobre todo los centros neuronales implicados con este tipo de respuesta ansiosa o estresantes, estarían sobreestimuladas. El buen funcionamiento, de estos circuitos neurológicos; córtex cingulado, área olfatoria medial, núcleos basales de la estría terminal, la amígdala y áreas del hipotálamo. sería lo que Panksepp (1998) denomina Sistema de Cuidado.

Los neuropéptidos que estamos mencionando, principalmente la oxitoxina, tienen un papel y comportamiento común o general, en el plano sexual, el amor maternal y el comportamiento social. Estudios recientes indican esta circunstancia y las relaciona con la activación de la amígdala media (Ferguson, Aldag, Insel y Young, 2001; Ferguson, Young e Insel, 2002). Los niveles de oxitocina, serían altos, si el individuo pensara que otras personas confían en él (Zak, Kurzban y Matzner, 2005). 

Investigaciones como las realizadas por McGowan et al. (2011), sobre la relación entre el apego y las situaciones de maltrato infantil, anteriormente mencionadas, abren un camino a la investigación que nos llevaría más allá de la relación entre determinantes ambientales, aspectos neurobiológicos y endocrinos. Conducirían a una comprensión más interdisciplinar, entre el genoma humano y la epigenética. 

En la actualidad existe una línea de investigación que centra su atención en la desregulación del eje hopotálamo-hipófisis-glándulas suprarrenales, el exceso de cortisol a nivel funcional, la circunstancia traumática que pueda sufrir el infante y una deficiente relación vincular en las primeras etapas de vida. Todo ello, hace que se pueda perpetuar en todo el sistema mencionado un patrón psicofisiológico que tenga consecuencias patológicas en el individuo, (Reguera, 2015). Las causas y mecanismo que llevan a producirse toda esta suerte de combinaciones psicofisiológicas, siguen sin estar del todo claras. El factor de la resiliencia y sus efectos en el desarrollo o no de estas patologías originadas por la confluencia del apego y otros factores, es también resaltado por el autor (p. 54). En estos estudios de Reguera (2015) se mencionan los niveles de neurotoxicidad tan altos que se registraban en personas con estilos de apego ansiosos, en los que el hipocampo izquierdo era reducido, mientras que las personas con estilos de apego evitativo, se reducía ambos hipocampos. Todo lo anterior lleva a concluir al investigador, que; “lo cual provee una importante base neurobiológica para la comprensión de la regulación emocional en los estilos de apego inseguros.”, (p. 57). El apego sería el nexo de unión, en estas investigaciones, entre disciplinas como; psicología del desarrollo, psiquiatría, psicoanálisis, neurobiología evolutiva y genética, (p. 59). 

Las emociones y las relaciones vinculares afectivas, son consideradas por algunos psicobiólogos, que estudian la conducta humana, como el “el eje que rige y dirige la progresión mental y recuerda la noción de organizadores de R. Spitz”, (Barraquer, 2003). 

Attachment y psicopatología. 


La nueva Teoría de la Mente (Kandel, 2007), que tiene como base de sus estudios la memoria molecular (Milner, Squire y Kandel, 1998), sitúa la cuestión de la psicopatología, en referencia al Attachment, en relación al desarrollo del aprendizaje de la expresión genética y los comportamientos de apego (Kendler y Greenspan, 2006). Éstas son fundamentales para entender la importancia del Attacment en la génesis de algunas psicopatologías. El tipo de apego inseguro desorganizado, se manifiesta en la psicopatología infantil, en los primeros momentos de esta etapa evolutiva del niño, siendo uno de los principales factores de riesgo, que propicien un desarrollo desadaptativo, (Cantón, Cortés y Cantón, 2011).

El apego está relacionado con diversos trastornos o ayuda psicológica que los pacientes demandan a los profesionales de la psicoterapia. La ayuda tras un duelo o pérdida de un ser querido, es una demanda habitual de los pacientes que acuden a la clínica. Desde estudios como los realizados por Berenguer, Barreto y Pérez, (2018), se pone de manifiesto la importancia del Attachment como variable mediadora en la superación del duelo. Este mismo duelo se lleva a cabo, en diferentes ocasiones, en los divorcios. Donde el apego vuelve a tener un protagonismo fundamental para la intervención psicológica, no sólo en intervenciones individuales, si no también en grupales o familiares, (Yárnoz, 2008). Algunos pacientes, que no han podido desarrollar mecanismos de respuestas adaptativos, debido a la relación vincular temprana, podrían sufrir de desorientación social y ésta puede tener una relación directa con la pérdida de la figura de apego en etapas tempranas, (Barret, 2008). Algunos autores llegan a aseverar que; “El apego y la aversión son las causas del sufrimiento”, (Carvajal, 2004).

Existen técnicas, en psicoterapia, que ayudan a los profesionales y pacientes a superar los traumas desde el trabajo con el apego, que es considerado por estos investigadores, como en legado que el individuo posee junto con otras habilidades y competencias psicológicas debe trabajar, (Ogden, y Fisher, 2016). Aspectos como la dependencia emocional o afectiva, que conlleva múltiples trastornos asociados, son tratados también desde la teoría del apego, como indican algunos estudios realizados por estudios portugueses, (Bution y Wechsler, 2016; Moral y Sirvent, 2009). En investigaciones llevadas a cabo en países como Colombia, con adolescentes institucionalizados, se obtuvieron resultados significativos con respecto a aquellos jóvenes, que habían tenido algún tipo de figura de apego en su infancia, y aquellos otros que no. Encontrando correlación entre estos últimos y los resultados obtenidos por instrumentos que evaluaban el sentido de coherencia (SOC-29) en estos jóvenes, (Villamizar, 2015). 

Por lo tanto, existen amplios estudios sobre la relación entre el apego y la psicopatología, fundamentalmente en población infantil y adolescente, entre estos estudios, -además de los anteriormente mencionados-, destacamos el realizado por Lacasa, Mitjavila, Ochoa y Balluerka (2015). Los adolescentes mostraban un estilo de apego preocupado y éste predijo síntomas internos y externos de carácter psicopatológicos. Como fueron; quejas somáticas, conductas fóbico-ansiosas, agresividad verbal, entre otras de carácter atencional y problemas derivados de la misma, como la memoria. El maltrato infantil es una causa de síntomas patógenos. Estudios llevados a cabo en población infantil y adolescentes que han sufrido maltrato infantil muestran; “hostilidad, obsesión-compulsión, ideación paranoide, psicoticismo y sensibilidad interpersonal. Los estilos de apego con una visión negativa del self (preocupado y temeroso) tienden a presentar más sintomatología psicopatológica.”, (Camps-Pons, Castillo y Cifre, 2014).

La depresión es otra patología que encuentra una relación directa con los tipos de apego, en especial en población infantil y adolescente. Estudios como los de Garrido, Guzmán, Santelices, Vitriol, y Baeza, (2015), además pone de relieve que la depresión en personas adultas, en estos estudios los realizados con mujeres adultas, también muestran una correlación alta con tipos de apego inseguro. Las situaciones negativas que se producen en la adolescencia, junto con los estilos de apego, sintomatología depresiva y teniendo en cuenta la edad y género, muestran resultados positivos de cara a una correlación entre estas variables mencionadas y la depresión patológica, (Sanchis y Botella, 2007). 

Algunos trastornos, como los relacionados con la adicción al sexo, tienen una base en la relación vincular o de apego desarrollada en los primeros años de vida, además de posibles episodios traumáticos sufridos en estas primeras etapas, (Chiclana, Contreras, Carriles y Rama, 2015). También aquellos que tienen una vinculación con aspectos relacionados con la imagen corporal, como los trastornos por disociación psicomórfica o somatomórfica, (Río, Blanco y Tajes, 2014). La intervención se basa en ir elaborando, desde la psicoterapia, las experiencias de trauma y del apego siendo fundamentales el proceso en el que se desarrollan las emociones. Al igual que la epigenética conductual, que nos hace ver como la el comportamiento de los individuos motivan unas consecuencias en la función del genóma, a largo plazo. Esto tiene implicaciones en la psicopatología, con causas biológicas y con los llamados mediados epigenéticos que intervienen en el desarrollo vital, como son el trauma y el apego desorganizado, (González-Pardo y Pérez, 2013). 

Fonagy, Luyten, Bateman, Gergely, Straathearn, Target y Allison (2010), proponen que el TLP se caracteriza por un deterioro o déficit en la autorregulación del individuo. Esto afecta a las relaciones sociales e interpersonales. El individuo muestra una complicada autorregulación de sus emociones y reacciones conductuales límites, debido a un percepción de pérdida en la vinculación afectiva. El trastorno de la personalidad narcisista también es investigado desde la teoría del apego, haciendo hincapié en las relaciones tempranas del paciente, (Gámez, 2011). Algunos autores hacen hincapié en la relación a las consecuencias que se derivan de la conexión entre el apego inseguro ambivalente y los cuadros patológicos, donde la evitación es un rasgo relevante del paciente, como es el caso de los trastornos obsesivos-compulsivos, (Lorenzini y Sassaroli, 2000).

El miedo y la preocupación constantes, que puede experimentar un sujeto que haya desarrollado un vínculo inseguro, puede dar como resultado una personalidad con cierta potencialidad para llegar a ser víctima del acoso escolar (Bullying), algunos autores sitúan esta circunstancia en el centro de la investigación, siento el apego una base fundamental, (Magaz, Chorot, Sandín, Santed y Valiente, 2011). La ansiedad es otra patología que se investiga desde el paradigma de la teoría del apego, en este caso las investigaciones con adultos parecen mostrar una correlación entre el apego inseguro y síntomas patológicos ansiosos-depresivos, (Santelices, Guzmán y Garrido, 2011). En la adolescencia, como indican investigaciones recientes, el apego suele estar relacionado con determinadas perturbaciones psicopatológicas, (González, Ysern, Martorell, Mateu y Barreto, 2010). 


La discapacidad intelectual, en la niñez, muestra una alta prevalencia en niños que muestran apego inseguro o desorganizado. Para ello el trabajo desde la teoría del apego y la creación de un vínculo seguro entre el infante y sus cuidadores principales, que preveen los investigadores que favorecerá la protección emocional del sujeto en su interacción social. Siendo el factor determinante el Attachment, (Pérez y Santelices, 2009). Los Trastornos del Espectro Autista (TEA), para algunos autores como Cherro y Trenchi (2007), deben ser considerados, a nivel psicoterapéutico, desde una perspectiva que englobe las familias y el paciente. Por lo tanto, es importante el tipo de apego que se produce entre ellos. Teniendo en cuenta la poca información que existe, en la actualidad, sobre las causas, prevención y tratamiento de esta patología parece fundamental, según estos autores, considerar los vínculos afectivos que se crean en la familia como aporte fundamental para la atención a estas familias. 

La calidad de vida de los pacientes con psicopatología graves, es fundamental en la mejora continua de la atención sanitaria. En pacientes psicóticos, que no están internalizados en centros de salud mental, se aplicaron mejoras en el tipo de apego al tratamieno, ya que se detectaron déficit en el manteniemiento de los tratamientos farmacológicos fuera del centro de salud. Los resultados fueron positivos y demostraron que este tipo de apego, el que se produce entre el paciente y su compromiso con continuar el tratamiento farmacológico sin la supervisión directa del personal sanitario, podría ser tratado desde una perspectiva psicoterapéutica, (López, 2007). Estos estudios no están enfocados bajo las tesis de la teoría del apego, principalmente, pero sí podrían ser motivo de estudios futuros.

En niños con psicosis o con Trastornos General del Desarrollo (TGD), se han desarrollado trabajos con monitoras con niños que padecían estos trastornos. El objetivo de estos trabajos consistía en establecer un vínculo con ellos para, a continuación, provocar un cambio emocional y cognitivo. Si se lograba tal objetivo, lo más probable sería que los niños pudieran realizar una organización mental, desde su interaccion con la realidad más cercana que le rodeaba; los sistemas familiares, sociales y escolares. La monitora, además de conseguir el apego mencionado, intentará ayudar a contener en estos niños la ansiedad, desarrollar una buena interacción con el niño que le ayude a comprenderlo mejor, darle un sentido a lo que se le propone realizar y mantener una comunicación afectiva, (Casas, 2004).


Instrumentos de medición. 


El instrumento más empleado para la evaluación del apego es el Camir-R. Evalúa a adultos de riesgo bajo, medio y alto. Está basado en las autoevaluaciones del paciente sobre las experiencias de apego pretéritas y actuales. Además de evaluar el contexto y funcionamiento familiar. Emite resultados evaluativos de prototipos de apego seguro, evitativo y preocupado. 

Está compuesto por 72 ítems a rellenar de forma individualizada. Se emplean para investigación y el ámbito clínico, con frases que indagan en la familia de origen, que describen la situación actual en las relaciones de pareja y familiar, y por último, frases sobre el funcionamiento y valores familiares en general. 

En su versión original, (Pierrehumbert et al., 1996); Les modèles de relations: Développment d`un auto-questionnaire pouadelts. De la editorial paresina de Psychiatrie l´Enfant. La versión adaptada está realizada por Fernando Lacasa (1996), desde el Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Sant Joan de Deu, de Barcelona. Con una versión adaptada de 2004. 

Existen una Versión reducida del cuestionario CaMir (CaMir-R) para la evaluación del apego (Balluerka et al, 2011). Éste es un cuestionario que mide la representación del Atachment. El sujeto es sometido a unas evaluaciones pasadas y presentes, como se ha indicado anteriormente, en el que se reduce los ítems utilizados, con respecto al original. 

Después de realizar con un bebé la situación extraña, se realiza años después y en experimentos longitudinales, entrevistas de apego mediante el AAI (Attachment Adult Interview), (George, Kaplan y Main 1996; Main, Hesse y Goldwyn, 2008). 

En algunos estudios, se utilizan autoinformes ad hoc, para que los sujetos aporten información sobre su percepción sobre las relaciones de apego (Soares y Dias, 2007). Además de existir modelos de evaluación, como es el caso de un programa de evaluación multiaxial, (Palacio, 2006). La evaluación del bebé se realiza desde ejes como los síntomas y funcionamientos psiquiátricos, las características que le son propias al niño y le permiten interactuar con sus cuidadores, en el tercer eje se tienen en cuenta los posibles trastornos que se darían en el desarrollo del apego, motivado por los dos primeros ejes. Por último, y como consecuencia de todo lo anterior, los ejes tres y cuatro, vendrían a medir el humor y desarrollo del bebé, respectivamente.

En la clínica, como hemos comentado en el apartado dedicado a la psicopatología y el apego, se utiliza de forma generalizada las teorías del apego. En este caso, en cuanto a la utilización del Attachment en instrumentos que se utilizan en psicopatología. Destacamos las aportaciones que dicha teoría incluye a la mejora en la evaluación de instrumentos proyectivos tan importantes como el Rorschach, ayudando a detectar la relación existente entre los apegos seguro e inseguro y la activación, o desactivación, del sujeto en la proyección de las fichas, (Tamayo y Plumed, 2008). 

El ECR-RS es un instrumento que evalúa los estilos de vínculo que se establecen en las interacciones afectivas con personas de importancia emocionalmente para el sujeto evaluado. Es decir, este instrumento va más allá, de evaluar, a la figura de apego más cercana. Extendiendo dicha evaluación a otros componentes de la familia, incluso a compañeros y amigos. Cada una de estas relaciones, son evaluadas desde una escala que mide, teóricamente, el apego evitativo y ansioso. El instrumento ha mostrado validez y fiabilidad, además de mostrar ser eficaz para la evaluación del Attachment en adultos, (Rocha, Peixoto, Nakano, Motta y Wiethaeuper, 2017). Otro instrumento que resaltamos, en la misma línea de investigación del anterior, es el Inventario de Apego con Padres y Pares (IPPA) de Armsden y Greenberg (1987), en su versión española, (Delgado, Penelo Fornieles Brun-Gasca y Ollé, 2016). 

En ámbitos como el de la adopción, se han desarrollado instrumentos, como es el caso del cuestionario CUIDA (Cuestionario para la Evaluación de Adoptantes, Cuidadores, Tutores y Mediadores), que evalúan en los solicitantes de adopción la idoneidad de éstos para afrontar la gran responsabilidad que les supone adoptar a un niño. Entre las múltiples escalas primarias que son evaluadas, una de ellas es el apego, (García, Estévez y Letamendía, 2007). 

A parte de los instrumentos, propiamente dicho, podemos hablar de programas de prevención de los apegos inseguros o desorganizados. Existen, en diversos países, programas que pretenden prever contextos problemáticos para los niños, trabajando la seguridad del apego que desarrollan con sus cuidadores. Desde la información empírica que se obtiene mediante la observación y experimentación de la teoría en la puesta en práctica para la prevención, se crean propuestas de actuación e intervención desde el Atachment. En Chile, investigadores como Lecannelier (2012), trabajan con niños, padres, educadores y en su caso con personal médico, metodologías que motivan a los adultos ha desarrollar habilidades para atender a niños en determinadas circunstancias problemáticas, como puede ser una situación de cuidados paliativos. Un concepto fundamental en este tipo de habilidades a desarrollar es el de; AMAR (Atención-Mentalización-Automentalización-Regulación), que provee de recursos para dar respuesta a situaciones de estrés de los niños.

El desarrollo social y afectivo, en las primeros años de vida del niño, se consideran fundamentales para la teoría del apego. Por este motivo, también se pueden considerar la calidad en el tipo de relación temprana del apego, como un indicador sobre la salud mental del niño. Otro programa de prevención, que se basa en la teoría del apego y que sostiene las tesis enunciadas en este mismo párrafo, es el CAPEDP-Apego, que se desarrolló en barrios marginales de París, en Francia. De este programa se resalta la eficacia que tuvo el vídeo-feedback en este tipo de intervención. Mostrando a los cuidadores y al propio niño el tipo de relación disfuncional que tenían y explicando alternativas de respuesta que eran más saludables para el desarrolla afectivo y emocional en el niño. Reforzando el apego seguro, como garantía de un mejor desarrollo en el repertorio de respuestas futuras, frente al estrés y situaciones adversas, para el niño, (Tereno, Guedeney, Guedeney y Sodjinou, 2011).

Existen estudios longitudinales, con más de 20 años de investigación, sobre aspectos relacionados con el desarrollo psicomotor en niños, con respecto al rol de maternidad o maternage que se despliega en el cuidado de estos infantes. Todo ello desde la perspectiva de la teoría del apego. Los resultados que arrojan estos estudios son positivos, de cara a la capacidad de atender a estos niños, en las primeras etapas evolutivas, de manera afectiva, emocional y con una comunicación constructiva, para conseguir hitos del desarrollo psicomotor de forma saludable, (Belda, 2007). 

Desde una perspectiva psicoanalítica, con una base en la teoría relacional de Klein, Fairbain y Winnicot y con la influencia de Bowlby con su teoría del apego, existen entrevistas que se aplican en el trabajo con padres. En ellos se equiparan las relaciones transferenciales que se producen en la terapia, para comprender el tipo de relación que se produce en la familia entre padre e hijo, (Taborda y Toranzo, 2005).

Por último, destacaremos un instrumento, ya mencionado en otro apartado, muy utilizado para evaluar el apego en población adulta. El Adult Attachment Projective Picture System-AAP (George y West, 2012). El sistema de imágenes proyectivas de apego para adultos, como el propio nombre indica, es un instrumentos proyectivo gráfico, que evalúa psicológicamente al sujeto, a razón de las respuestas libres que emite éste a medida que se le presentan las fichas gráficas. La base en la que se estructura el instrumento está basado en las teorías e investigaciones sobre el apego de Bowlby y Ainsworth. El instrumento ha sido desarrollado por la Dra. Carol George y el Dr. Malcolm West. En el Anexo I a este trabajo adjuntaremos ejemplos de diferentes fichas ilustradas, que se utilizan en la evaluación con el AAP, que han sido extraídas del manual de original de los autores George y West (2012).

El AAP proporciona a los profesionales de la psicología, tanto en el ámbito clínico, como en el investigador, una medida con validez y fiabilidad, contrastadas científicamente. Utiliza un mismo sistema de cuantificación y clasificación del AAP, dentro de los estilos de apego tradicionales. El instrumento ahonda en los patrones de pensamientos, en la memoria de los recuerdos de la vida pasada y las emociones y sentimientos que le son asociadas. En especial las que tienen un vínculo con adultos que fueron figuras de apego para el evaluado, en esas primeras etapas de la vida (George y West, 2001). 

Notas.

1 Ver Tarragó, R.y Mañosa-Mas, M. (2014). Aplicaciones clínicas en el tratamiento de niños prematuros. Cuadernos de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente, Vol. (57) Mar, (pp. 35-41). (Notas del autor: muy interesantes los estudios que se están llevando a cabo, bajo la hipótesis de la posible relación en la adquisición del apego, y la intervención en este proceso, por parte de las neuronas espejo).





2Ver Fulwiler, M. (2013) The Research: The Still Face Experiment. Vídeo extraído el 4 de julio de 2018 de: https://www.gottman.com/blog/research-still-face-experiment/ (Notas del autor: es muy interesante poder ilustrar de forma audiovisual este experimento, para percibir los cambios conductuales y emocionales del bebé, durante las diferentes fases del experimento)





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